Galway y los acantilados de Moher

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Galway y los acantilados de Moher (09/08/2014)

Como hace demasiado tiempo ya, no tengo los detalles frescos, pero esta excursión fue una de las dos más lejanas que hice.

Recuerdo que hubo que madrugar un montón, y que a mí, por suerte, me acercó Aibhe (la madre de la casa de acogida en la que yo vivía) hasta la parada del autobús de la excursión, porque tan temprano no había buses y no había manera de llegar rapidito desde su casa hasta esa parada. Llevó también a otro chaval de la Fundación que vivía cerca de donde yo vivía: Jesús (¡un saludo si lo lees!). Y a otro chaval español también.

El caso es que el madrugón fue debido a que Galway y los acantilados de Moher están en el lado opuesto de Irlanda: Dublín está en el este, y Galway en el oeste.



Alguna gente acabó harta del bus, pero yo disfruté del trayecto hasta la primera parada, porque cuando no iba hablando, iba mirando por la ventana y veía el campo (muy parecido al del norte de España por lo que decían, aunque yo nunca he estado en el norte de España), las ovejas, las casazas (aisladas, pero casazas) y las vacas... Y con eso ya era feliz (soy así de infantil a veces). Hubiera hecho fotos, porque el paisaje era a veces muy bonito, pero a través del cristal y con el bus en movimiento iban a salir fatal, así que pasé del tema.

Tras unas tres horas de viaje, llegamos a los acantilados de Moher. Allí, como es lógico, tenían un tinglado turístico montado... Había un edificio petado de gente, que tenía dentro una tienda de souvenirs, los servicios y un restaurante. Había también una zona donde aparcaban los buses, y una especie de escalera o cuesta (no recuerdo eso bien) que llevaba a los acantilados.

Yo me quedé rezagada del grupo, porque si voy demasiado lenta siempre, cuando es hacia arriba o hacia abajo, pues aún peor. Pero lo mismo da antes que después, así que por fin llegué a los acantilados, que eran bastante impresionantes:






Después de estar allí un buen rato... No sé cuánto, porque ya hace demasiado tiempo como para recordar ese detalle... Volvimos todos al bus y, tras un rato más de viaje, llegamos a un sitio en el que se suponía que íbamos a parar: la Bahía de Galway.

PERO resulta que nos dijeron en inglés algo de que no íbamos a parar allí por no sé qué problema... Creo que porque no tenían dónde parar el bus. Aquello me indignó un poco, porque desde el bus me pareció que tenía que ser un sitio bonito para ver de cerca y fotografiar, y al fin y al cabo, habíamos pagado también por hacer esa parada... Pero bueno, el bus continuó hasta que llegamos a Galway.

Lo cierto es que tampoco vimos mucho de ese pueblo... Yo al principio me quedé atrás, como siempre, pero aproveché para hacer algunas fotos de la zona del río. Luego estuvimos andando por una calle llena de comercios y bares. Finalmente, volvimos al lado del río y nos tiramos en el césped hasta que fue la hora de volver al bus.













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